La Navidad, una de las festividades más esperadas y celebradas, se presenta de
manera diferente en este 2023, marcada por la pandemia de covid-19, que ha dejado
más de 10 millones de muertes en el mundo, transformando nuestra forma de vivir y
relacionarnos. La situación actual plantea reflexiones sobre el verdadero significado de
esta festividad, muchas veces opacado por el consumismo.
En esta temporada navideña, la presión de comprar regalos, decoraciones, alimentos y
bebidas se intensifica. ¿Cuántos no han caído en la tentación de gastar más de lo
necesario? ¿Quién no ha confundido el espíritu navideño con el consumismo? Estas
interrogantes resuenan, especialmente en un año afectado por la pandemia, que ha
dejado huellas en la salud, la economía y la sociedad a nivel global.
El consumismo, exacerbado durante la Navidad, se manifiesta en el aumento de gastos
en regalos, alimentos, bebidas y viajes. Según un informe de Ipsos, en Ecuador se
gasta en promedio 24 dólares por regalo, en comparación con los consumidores
estadounidenses, que planean desembolsar un promedio de 861 dólares en regalos
navideños. Esta diferencia refleja la magnitud del fenómeno.
De acuerdo con Google, los productos más buscados para estas festividades
pertenecen principalmente a categorías como tecnología, videojuegos, artículos de
cocina, deportes, salud y belleza, juguetes y juegos. Entre ellos, destacan productos
costosos como la Nintendo Switch OLED, el iPhone 13, el perfume Coco Mademoiselle,
el Lego Icons Santa Claus y el sable de luz de Darth Vader. La exorbitante inversión en
estos bienes materiales resalta la pérdida del verdadero sentido navideño, donde la
importancia recae en los seres queridos y no en las posesiones.
A pesar de esta realidad, la pandemia ha propiciado un cambio en la forma de celebrar
y consumir en Navidad. Muchas personas han optado por un consumo más
responsable, consciente y solidario, valorando lo esencial sobre lo material. Alternativas
como el consumo local, el comercio justo, el reciclaje, la reutilización, el trueque, la
donación, el voluntariado y el apoyo a los vulnerables han ganado relevancia.
La Navidad, más allá de las circunstancias, sigue siendo una época que invita a vivir y
transmitir valores fundamentales. El amor, la solidaridad, la generosidad, la humildad, la
gratitud, la fe, la esperanza, la paz y la armonía son principios que, como estudiante,
sigo aprendiendo en el colegio. Estos valores fomentan el compartir, la empatía, el
espíritu colaborativo y la gratitud por lo que se tiene. Además, inspiran confianza en el
futuro y la creencia de que las cosas mejorarán. Finalmente, promueven la superación
de diferencias y conflictos, buscando la reconciliación. Así, celebramos la Navidad con
su verdadero significado: amor, paz, esperanza y agradecimiento por lo que poseemos
y las personas que nos rodean.